Amanece otro día nuevo para Iker. Aprovechó un día de menos frio para poder estirar las piernas fuera de su cabina mientras esperaba su turno de carga. “Maqueda”, leía en una de las paredes de la enorme nave industrial, ajetreo de un día normal, salidas de camiones, perfiles de trabajadores que se intuían a través de los ventanales.
¡Listo! Ya son las 10:00, hora de entregar la carga de virutas de metal, una mercancía más que peligrosa y para la que le han solicitado un vehículo especial.
– Buenos días, aquí os dejo a la “bestia”.
– Hola Iker…. Pero hombre, ¿has venido sin entoldar desde Madrid?
– Si claro, como hacía bueno y hoy no tenemos lluvia no puse el toldo.
– ¡Vamos a ver! Te indicamos claramente en la orden de carga que el toldo era necesario para este tipo de cargas. ¡No es por protegerla de la lluvia, es para cumplir lo que dice la Ley!
Y así comineza una interesante historia de Iker, un transportista que siempre se equivoca, hasta que descubre las ventajas de tener un contrato de transporte:
¿Es realmente útil firmar un contrato de transporte? (okdiario.com)